Reseña histórica de Huesa

Por Ángel Padilla Romero

Huesa es un municipio Jienense perteneciente a la Comarca de Cazorla, forma parte de su partido judicial. Tiene una población de 2.622 (2013).  Su término municipal limita con Quesada al norte y al oeste, Hinojares y Pozo Alcón al este, y la provincia de Granada al sur. El gentilicio de sus habitantes es: Huesense, hueseño/a, osense.

Panorámica de Huesa

El término municipal de Huesa es un área de abrupto relieve con barrancos profundamente encajados. Las cotas mínimas, en torno a los 420 metros sobre el nivel del mar, se encuentra en la parte norte del valle del río Guadiana Menor, mientras que la máxima cota es el Caballo de Quesada, con 1.464 metros de altitud. Otros relieves destacables son el Tomillar (1.004 m.), Peñón de Padilla (766 m.), Gomel (688 m.), Comibar (734 m.), y Tabernillas (892 m.) todos ellos vértices geodésicos.
Está delimitado por su parte oriental meridional por los ríos Guadiana Menor y Alicún (también llamado Guadahortuna), respectivamente; este último desemboca en el Guadiana Menor, dibujando la esquina sureste del término.
Una pequeña parte de su municipio forma parte del Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas.

Cuenta la tradición que el primer nombre que recibió Huesa fue el de Villarosas, aunque no se ha podido confirmar ya que los primeros datos de que dispone el Ayuntamiento son del 25 de junio de 1275. Año en que Alfonso X dona al Consejo de Úbeda los Castillos de Huesa y Tíscar, que fueron conquistados a Mohamed Hadon.
Siendo zona fronteriza con la provincia de Granada, fue lugar de numerosas contiendas entre moros y cristianos. La primera conquista cristiana sobre el Castillo de Huesa data de 1275 cuando pasó a depender de Concejo de Úbeda por orden de Alfonso X. Aunque no fue hasta 1455 cuando se conquistó definitivamente por Don Francisco de La Cueva, dándole a Enrique IV título de Condado.
Debido a las numerosas batallas y escaramuzas que habían tenido lugar en esta zona había una gran cantidad de restos de huesos humanos esparcidos por todo el territorio. Cuenta la leyenda que fue la Reina Isabel la Católica la que, en un viaje hacia la provincia de Granada, al pasar por nuestro pueblo dijo: ¡Esto parece un huesario! Derivando así el nombre de Huesa de la palabra "Huesario".
A mediados del siglo XV y hasta el Siglo XVII fue denominada Poyatos, se cree que ese nombre viene dado por Pedro Poyatos que en esa época era poseedor de grandes fincas en ésta zona.
Poyatos estaba situado junto a un arroyo, exactamente en su margen izquierda. Pero las viviendas que se construyeron en la margen derecha de este arroyo recuperaron el antiguo nombre de Huesa, haciéndose este nombre oficial y manteniéndose hasta la actualidad.
El antiguo arroyo es hoy en día una de las calles principales de Huesa: la Avenida de Andalucía.
El día 21 de diciembre de 1361 tuvo lugar en el término municipal de Huesa la batalla de Linuesa, en la que las tropas del reino de Castilla y León derrotaron a las tropas musulmanas del reino nazarí de Granada. Al mando de las tropas castellano-leonesas se encontraban los caballeros Diego García de Padilla, Maestre de la Orden de Calatrava, Enrique Enríquez "el Mozo", Adelantado mayor de la frontera de Andalucía, y Men Rodríguez de Biedma, Caudillo mayor del obispado de Jaén.

Desde tiempos de la Edad del Bronce, la zona del Guadiana Menor estuvo poblada por comunidades que aprovechaban la fertilidad de la vega.
En cerro Negro, situado a unos cinco kilómetros al suroeste de Huesa y cercano al Puente conocido como D. Emilio, hay restos de un asentamiento de esta época en cuatro terrazas escalonadas, este poblado data de la Edad del Bronce final. La superficie de este cerro, está formada por 4 terrazas escalonadas de Norte a Sur desde la parte más alta, cayendo hacia el río, y sobre las cuales se pueden apreciar restos de construcciones de piedras formando una superficie reticular de poca altura que define espacios rectangulares, que se van adaptando a la topografía del terreno.

Guadiana Menor

Guadiana Menor a su paso por el Puente de D. Emilio

Asentamiento de Cerro Negro


La importancia de este territorio en la época ibérica (siglo IV antes de Cristo) se pone de manifiesto con el oppidum de Castellones de Ceal, situado en el límite del término de Huesa e Hinojares.
Se ubica en la ribera del valle del Guadiana Menor, cerca de la aldea de Ceal. Ocupa en espolón rocoso que cae hacia el río y que determina la forma del propio poblado. Fue descubierto para la ciencia, durante los trabajos de construcción de la carretera que une Hinojares con Pozo Alcón, en la década de los años 50. Estos trabajos afectaron al poblado y más sensiblemente a su necrópolis, poniendo de manifiesto la riqueza del yacimiento y la calidad de sus materiales.



Los Castellones de Ceal es un poblado fortificado (oppida) y dispuesto en las pendientes que la topografía del cerro ofrece. Presenta estructuras de habitación de distintas fases constructivas, con muros lineales y espacios de planta rectangular. A lo largo del periodo de ocupación, se observan distintas reestructuraciones urbanísticas y constructivas, aun en estudio.
Los restos arqueológicos extraídos durante su excavación, demuestran que su economía era agrícola y ganadera, destacando la presencia de restos de piedras de moler y recipientes de almacenaje, de los que se pueden saber que contuvieron cebada y más escasamente trigo. Entre la fauna, los restos encontrados son, en casi su totalidad, ovicapridos (oveja y cabra).
El material cerámico es hecho a torno, característico del mundo ibérico, perteneciente, en el poblado, a principios o mediado del siglo IV antes de Cristo. No obstante, esta cronología puede ser anterior por los restos cerámicos encontrados en la necrópolis, que quizás la sitúen a mediados del S. VII. Las excavaciones en el interior del poblado han documentados fases que van desde finales del S IV a. C.
La necrópolis se encuentra en las proximidades del poblado y de ella se han excavado numerosas tumbas y muchas más que fueron destruidas por la construcción de la carretera. Su morfología suele ser, de pequeñas cámaras de planta rectangular y suelo empedrado, con los restos de la cremación y los restos del ajuar en su interior. Algunas de estas tumbas estaban revocadas al interior e incluso han conservado restos de decoración pintada. También es característico la presencia de "ustrinum" o lugares donde se realiza la cremación.
Este poblado es de un momento de la cultura ibérica, en pleno apogeo y donde se marcan las diferencias sociales entre los individuos o grupos de individuos (las diferencias de los ajuares y su contenido, atestiguado en las tumbas), lo que nos informa de una organización jerarquizada socialmente y de carácter aristocrático. Su importancia se basa en la ubicación geográfica del poblado, comunicando el valle del río Guadalquivir con las altiplanicies de Baza, en Granada.
Panorámica Catellones de Ceal

En la etapa ibérica, este territorio jugó un importante papel, al convertirse en uno de los lugares de paso del tránsito de mercancías entre las altiplanicies granadinas con el Alto Guadalquivir, particularmente de cerámica griega.

Los Rincones

Asentamiento de la Edad Media. En el yacimiento no se aprecian restos de estructuras en superficie, tan sólo elementos cerámicos de gran dificultad a la hora de aproximar la cronología, ya que se trata de elementos vidriados y a torno sin tratamiento que no permiten un acercamiento real a su momento histórico. Podría tratarse de una fase medieval pero sin definir.

Panorámica de Los Rincones y Huesa

En la etapa romana se produjo una transformación de su paisaje agrario con la proliferación de explotaciones agropecuarias, villae, uno de esta es la del olivar de Brazo Fuerte, al este de la localidad de la época romana. En el yacimiento no se aprecian restos de estructuras en superficie, tan sólo elementos cerámicos que muestran la existencia de un asentamiento de época romana: tégulas, terra sigillata, cerámicas comunes.

Vista del Olivar de Brazo Fuerte


Durante la época islámica Huesa estuvo muy unida a Tiscar y Belerda. Según el historiador árabe Ibn Hayyan las tres fueron atacadas y destruidas en el siglo IX por las tropas del emir 'Abd Allah. Pero poco después vuelven a repoblarse y siglos después serían los últimos enclaves en manos musulmanas de la sierra. Tras la conquista en  1231 por el obispo Ximénez de Rada de Quesada y Cazorla, los núcleos de Huesa, Tiscar y Belarda, se mantuvieron independientes bajo la dirección de Mohammed Handon. En 1275, aún sin conquistar, Alfonso X las cedió a Ubeda, quedando como un islote de realengo dentro del Adelantamiento. Esta situación se solventó cuando Alfonso XI entregó Quesada al Concejo de Ubeda en 1331.

Durante la ocupación islámica el emplazamiento de Huesa se situaba al pie de un impresionante farallón entre los 800 y los 900 m. de altura. Se han estudiado los restos de la fortaleza de Huesa al pie de dicho farallón, que hoy llaman la calle de los Moros, y que se protegía con las propias peñas naturales y con una doble muralla que se remonta al siglo XI.


Restos Muralla de Defensa

Aljibe de abastecimiento del asentamiento

Tras la conquista definitiva de Granada, el núcleo de Huesa entró en una etapa de consolidación, trasladándose su población a la llanura próxima, su actual emplazamiento.

Varias veces cambió todavía Huesa de manos, ya que, en 1436, tuvo que ser conquistada de nuevo por Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, y de nuevo, en 1455, por Francisco de la Cueva. Esta conquista definitiva significó la concesión del título de condado de Huesa por el rey Enrique IV. Por otra parte, después de la conquista y desaparición del reino de Granada, Huesa inició un proceso de estabilización y repoblación, dependiendo del término municipal de Quesada hasta 1847. Pascual Madoz informa, por aquellos años, de la existencia de un manantial de agua sulfurosa fría, que se utilizaba para usos particulares.

La actual parroquia de Nuestra Señora de la Cabeza conserva de su época originaria del siglo XVIII la torre de planta cuadrada y que diferencia el cuerpo de campanas de los demás con una moldura.
Conserva en su interior algunas tallas del siglo XVIII como la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la de Virgen de la Cabeza, Patrona de la localidad.

SU ENTORNO

Huesa es un pueblo adecuado para viajeros curiosos e inquietos que quieran disfrutar de la belleza de un luminoso paisaje distinto a lo común por estas tierras jiennenses. Su emplazamiento, al pie de la montaña, con las riscas verticales de la Calle de los Moros, es como un magnífico decorado de una película de aventuras de los héroes modernos.




Panorámica de la Calle de los Moros


El valle del Guadiana visto desde cualquier altozano es un oasis verde propio de un sueño y si nos decidimos a adentrarnos por él, atravesando un puente llamado de la Risa, podemos ver el contraste entre las fértiles tierras regadas y al lado, bruscamente, las colinas y ramblas resecas.

Vega del Guadiana Menor


Vista del Puente de la Risa

Por último, otro elemento muy destacado de su paisaje también parece sacado de un sueño. Se trata del Monumento Natural de los Picos del Guadiana, una cornisa caliza llena de picachos que se eleva sobre el valle como si fuese el lomo de un gigantesco dinosaurio. Se trata de un lugar de gran interés geomorfológico donde se observan sus estratos verticales. Se halla en las cercanías de Huesa y se contempla fácilmente desde la población.

Panorámica de los Picos del Guadiana

CEAL

Aldea de Huesa situada a diez kilómetros por la carretera de Hinojares, se dedica a la agricultura y a la ganadería, cultivando las vegas del Ceal y del Guadiana Menor. En sus cercanías se encuentra el yacimiento ibérico de Castellones de Ceal.

Aldea de Ceal

Arroyo Molinos es una aldea cercana a Ceal, dividida entre los pueblos de Huesa e Hinojares por el río de la Canal. En 1950, y de la pérdida de su posición estratégica. Desde 1974, sólo ha quedado un vecino en todo el núcleo. Las referencias más antiguas de Arroyo Molinos se remontan al siglo XVII y pronto superó a Ceal en importancia y en población dada su posición en el camino histórico.
 Existía un Molino Harinero el Gato Datado entre 1950/1959. Molino harinero eléctrico con elevadores y roscas que portan el trigo y la harina de una máquina a otra. Cuentaba con atrojes para el almacenaje del trigo, atroje para humedecerlo, alfanje, estancia de la molienda y estancia de máquinas. Las trojes están construidas en tapial y encaladas, siendo su función es la de almacenar el grano. El alfanje, construido en ladrillo y madera, es donde se encuentra el juego de piedras de moler. Dentro se encuentra el engranaje que mueve la piedra. La estancia de la molienda es donde se realiza el proceso de la molienda del grano. La estancia de máquinas es la segunda planta donde se encuentran las trojes, la limpia y la cernedora.


Hermita de Arroyo Molino

Desde aquí al Pozo hay que superar 400 metros de desnivel y el viajero tenía que reponer fuerzas y preparar bien a sus caballerías. A mediados del XIX, la mayor parte de su población se dedicaba a la arriería y había iglesia parroquial, escuela, tres posadas, tres molinos harineros y una fábrica de vidrio. En los alrededores de la aldea, se conservan las ruinas de esta fábrica de vidrio.

Rio Guadiana a su paso por los Catellones de Ceal


LOS CARGOS DE SAN SILVESTRE

"Por San Silvestre, despídete de éste", se dice en Huesa el 31 de diciembre, festividad del Patrón del pueblo, cuando concluye el año. La fiesta comienza la noche anterior, donde se queman unos castillos en la lonja de la iglesia conocidos como "los Castillos del Santo" cuya simbología es quemar los malos augurios del año que está a punto de finalizar. En su transcurso pervive la tradición de "servir al Santo", Mediante un sorteo se reparten los cargos de Capitán, Abanderado y Guinche, los cuales quedan obligados a celebrar una fiesta en cada uno de sus domicilios. Además, deben vestir los vistosos trajes que le son propios inspirados en los uniformes de gala del ejercito de la época en el  siglo XVIII; estos soldados son un Alférez, un Capitán, Un sargento y el Tamborilero.

Cargos de San Silvestre años 40

 Así ataviados están obligados a acompañar al santo en su procesión al son de un tambor. Terminada la función religiosa, el Abanderado muestra su habilidad en el manejo malabar de la bandera e invita a otros presentes a que prueben en este cometido. Era costumbre antigua el que cada cargo iba acompañado de trabuqueros, que iban haciendo descargas durante la procesión. Esta costumbre se ha suspendido en la actualidad ante el peligro que representa para los asistentes y como consecuencia de un trágico accidente, donde falleció un vecino de la localidad. Menos peligrosas y más agradables son las ofertas a San Silvestre, con los monumentales "roscos de baño blanco" siendo receta esta de la etapa musulmana en nuestra localidad, los roscos son obsequiados por los cargos y por otras personas y que se subastan al día siguiente, dedicándose lo recaudado a las necesidades de la parroquia.
El origen de esta fiesta era pagana, se remonta a finales del siglo XVII y principios del XVIII cuando la zona estaba asolada por una crisis económica y epidémica que mermó muy mucho la población. En la zona permaneció un bastión del ejercito de la época, el cual velaba por la seguridad de la zona; como la situación era tan extrema, decidieron encomendarse al  San Silvestre ya que antes de ser Papa y posteriormente elevado a Santo, fue soldado. En aquel momento inició la veneración al Santo para suplicarle su bendición a la localidad ya que la situación era desoladora, coincide que por motivos de las epidemias de la época se encendían fuegos para quemar los cuerpos y purificar el ambiente, hecho que posteriormente se convertiría en los actuales castillos para purificar el ambiente y darle la bienvenida al nuevo año.


Castillos en honor a San Silvestre

 Las oraciones y súplicas a San Silvestre dieron sus frutos y por motivos que se desconocen y achacados al milagro obrado por el Santo, comenzó la recuperación de la zona y la curación de las distintas epidemias. Este es el motivo por el cual San Silvestre es el Patrón de la localidad, que los cargos del Santo sean estos soldados, que los castillos se enciendan en la puerta de la Iglesia, que la fiesta pagana se convirtiese en una fiesta religiosa y que se celebre en esta época del año.


Imagen de nuestros Patronos, San Silvestre y Virgen de la cabeza

También hay que decir que desde aquel momento en que se obró el milagro, los soldados se ocupaban de recoger alimentos por la localidad unos días antes de la festividad en honor a San Silvestre, para darlos a las familias más necesitadas de la localidad y aprovechando la existencia de los castillos se asaban los alimentos recogidos que eran comidos por los asistentes pero ante todo por los más necesitados. Uno de los soldados portaba el “Guinche” que era donde se colgaban los alimentos que les entregaban, de ahí que en la actualidad uno de los cargos porte el gancho; que no era otra cosa que una de las armas que usaban en combate.

Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Cabeza

Es, sin duda, el elemento más relevante del patrimonio histórico/artístico del municipio. Enclavada en la parte más alta del pueblo y cuya torre es punto de referencia visual para todos. Erigida bajo la advocación de la Virgen de la Cabeza (patrona de la localidad) en el mismo lugar que se cree había una pequeña capilla gótica, ya desaparecida, construida hacia finales del siglo XV en el entorno de lo que debía ser el núcleo de población más relevante de la época, cohesionado alrededor del castillo, también desaparecido y del que, en la actualidad, se pueden observar algunos restos. En las cercanías del mismo y a causa de trabajos agrícolas se han encontrado diversas piezas cerámicas y metálicas referidas a la época de dominación musulmana y posterior reconquista cristiana. Al no haberse realizado nunca tareas de investigación los restos hallados pasó a manos privadas.



Merced a un crecimiento demográfico importante, propio del siglo XVIII, y por pertenecer Huesa al Adelantamiento de Cazorla, dependiente a su vez del Arzobispado de Toledo, el Arzobispo Don Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón promulga en el año 1778 un decreto que transforma la pequeña y vieja ermita en iglesia. Así pues, a consecuencia de este decreto, se inician las obras de construcción del nuevo templo, sobre la base del que se erigió a principios del siglo XVIII, respetando la arquitectura religiosa típica de la época. De la primera época queda la torre cuadrada, con sus cuatro cuerpos de campana, cubiertos por arcos de medio punto. No se tienen datos de la antigüedad de dicha torre, algunas fuentes la sitúan a mediados del siglo XVI.
Hasta su aspecto actual, la iglesia ha sufrido distintas modificaciones y restauraciones. La más significativa la construcción de una capilla anexa, la capilla del Sagrario, de tamaño igual en longitud a la nave principal y con acceso propio. La imaginería más relevante data también del siglo XVIII. Las imágenes de los patronos de la ciudad San Silvestre y La Virgen de la Cabeza, de autores anónimos ambas, posiblemente donados por el obispado de Jaén. Destaca también una talla policromada de Jesús Nazareno, de autor anónimo, posiblemente del siglo XVII, procedente del convento de las Agustinas de Cazorla.




BIBLIOGRAFÍA

“Pueblos con nombre propio” (Juan Rubio Fernández).

“Viajeros por Jaén” (Antonio Guzmán Valdivia y Juan Franco Quirós).

Archivo Histórico Provincial

Archivo Diputación Provincial de Jaén, Hospital San Juan de Dios.

Imágenes, textos y formato (Ángel Padilla Romero).

Las fotos de los Castillos y la de los Cargos, son descargadas de Hueseños Por el Mundo.








2 comentarios:

  1. Querido Ángel, conviene que cuanto se reproducen unos textos en algún sitio, es lo más ético, se cite la procedencia de los mismos. Como se puede comprobar, a excepción de algunos, la mayor parte son un copiar y pegar de lo que dice Wikipedia sobre Huesa. Quien quiera pude ver quién ha sido el artífice de los mismos.
    No obstante aplaudo la idea de este blog.

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